La integridad es un concepto muy ambiguo, más aún si cabe si la unimos al deporte. Cuando hablamos de integridad hacemos referencia a otros términos cómo ética, respeto y otros valores. La integridad en el Deporte, es por tanto, un amplio tema de estudio que como término se aplica a situaciones muy distintas.
Por lo tanto, a efectos prácticos, es más útil centrarse en una sistematización de las situaciones en las que se puede adulterar una competición en pos de intereses externos a la misma, ya sean económicos, políticos, o de cualquier otra índole.
Las 3 formas de adulterar una competición y atentar contra la integridad en el deporte
1. El acuerdo fraudulento entre partes intervinientes en una competición.
El famoso «biscotto» que consiste en el acuerdo entre los dos intervinientes de un partido, ya sea individual o por equipos, pactando el resultado del mismo o adulterando su desarrollo.
2. «Compra» de intervinientes o sujetos participantes.
Otra forma de adulterar la competición es la consistente en la compra de uno o varios sujetos participantes del partido, no necesariamente hablamos directamente de jugadores, también se puede manipular el desarrollo y el resultado de una competición comprando a aquella persona que ostenta la potestad decisoria en dicha competición, jueces/as o árbitros/as.
3. Compensación económica a las partes para producir un resultado
Por último el método de adulterar la competición más peligroso es la unión de las dos formas anteriores, es decir , cuando existe un pacto entre las partes en cuanto al resultado y éstas han sido compensadas, habitualmente de forma económica, por llegar a ese resultado.
El control automático de la integridad: la Empresa Sportradar
En una ponencia en el Master en Derecho deportivo Europeo, Juan Crespo Ruiz-Huerta, representante en España de la compañía Sportradar, expuso el case study de dicha empresa, que vela por la integridad en el deporte y da información a los organismos competentes mediante sus algoritmos matemáticos y editores humanos.
La empresa se encarga de prevenir y alertar de estas situaciones en competiciones al rededor de todo el mundo durante las 24 horas al día los 365 días del año. Esta entidad basa su trabajo en el análisis de una gran base de datos que unida a una serie de algoritmos matemáticos, y de probabilidad, y a la supervisión del humano permite detectar cualquier circunstancia anómala en la celebración de una competición. Automáticamente esta información pasa a sus clientes, principalmente casas de apuestas y entes jurídico-deportivos para que éstos lleven a cabo la actuación que estimen más oportuna.
Con esta labor Sportradar ayuda a detectar circunstancias anómalas en el desarrollo de las principales competiciones deportivas del mundo. El proceso de detección de estas circunstancias es relativamente sencillo, la empresa dispone de una base de datos muy extensa y un algoritmo matemático que contempla todas las variables posibles en el desarrollo de un partido.
En el momento en que surge un anomalía en la línea de lo «previsible» que, habitualmente, va unida a un incremento sospechoso de apuestas, la empresa genera una alarma que viaja directamente a las casas de apuestas con las que colaboran y estas son las que deciden sobre la posiblidad o no de cerrar ese mercado. Cuando Sportradar tiene suficientes indicios de que un partido ha sido amañado elabora un informe que traslada al órgano competente para que este investigue e inicie un procedimiento sancionador si lo estima oportuno.
Estos informes tienen el valor de prueba diabólica en el procedimiento sancionador, valor similar al que tienen las muestras biológicas en procedimientos de dopaje. Con un porcentaje de acierto muy cercano al 100%, debido a que evitan enviar alarmas hasta que no han realizado un análisis de todos los factores, este documento remitido a las federaciones y ligas por parte de Sportradar se asemeja al informe técnico que puede aportar un perito en un procedimiento judicial ordinario.
Fernando Escudero es especialista en Derecho Deportivo y Gestión del Deporte. Es graduado en Derecho y alumno del Master en Derecho Deportivo Europeo (2020).
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